Valentina Olguín: "No sabía que era delito y por eso quiero donar al Hospital de Niños"
La influencer que usó datos del gobernador Osvaldo Jaldo y otros funcionarios para traer ropa de Miami busca cerrar la causa con una probation.
- Volanta: Arrepentimiento público
El caso de Valentina Olguín, una joven influencer santiagueña, generó un fuerte revuelo al conocerse que había utilizado los datos personales del gobernador Osvaldo Jaldo para traer ropa desde Estados Unidos.
“Busqué CUITs en Google porque ya no podía seguir recibiendo paquetes con el mío. No sabía que estaba cometiendo un delito”, declaró Olguín, visiblemente angustiada. Su defensa insiste en que no hubo intención de estafar, sino una torpeza por ignorancia, propia de alguien que no comprendía la gravedad legal de lo que hacía.
¿Qué pasó?
Según la investigación federal encabezada por el fiscal Agustín Chit, la influencer habría montado un esquema de importaciones fraudulentas desde Miami, usando los CUIT, domicilio fiscal y DNI de al menos cinco gobernadores: Osvaldo Jaldo (Tucumán), Axel Kicillof (Buenos Aires), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Marcelo Orrego (San Juan).
Quiere cerrar el caso con una probation
Su abogada, Claudia Paz, aseguró que Olguín colaboró desde el primer momento con la investigación y que está profundamente arrepentida. “Está dispuesta a pedirle disculpas personalmente a Jaldo y a colaborar con la sociedad mediante una donación al Hospital de Niños”, detalló.
El objetivo de la defensa es cerrar el caso mediante una probation, una salida judicial que evitaría el juicio a cambio de cumplir ciertas condiciones, como actos de reparación simbólica y comunitaria.
“No vendí la ropa, no hice negocio con esto. Solo quería seguir trabajando con la marca. Fue un error grande, y quiero hacerme cargo”, dijo la joven en declaraciones a medios nacionales.
Mientras tanto, el futuro judicial de Olguín dependerá de si la Justicia acepta su propuesta de resarcimiento y arrepentimiento genuino. Lo que está claro es que el glamour de las redes sociales puede tener un lado oscuro cuando se cruzan los límites de la legalidad.