Roscas, pescado y chocolate: así vivimos las Pascuas en Argentina
Esta fecha es una mezcla de fe, sabor y costumbres familiares que no pasan de moda. ¿Cuáles seguís manteniendo vos?

- Volanta: Semana Santa
Aunque los tiempos cambian y la tecnología avanza a mil, hay costumbres que en Argentina se resisten a desaparecer. Las Pascuas son un claro ejemplo de cómo lo tradicional se mezcla con lo actual, y cómo cada año seguimos manteniendo rituales que ya son parte de nuestra identidad. Acá te contamos algunas de las más vigentes:
1- Huevos de Pascua (y la búsqueda en casa)
Nada dice “Pascuas” como los clásicos huevos de chocolate. Se compran, se regalan… ¡y hasta se esconden para que los más chicos los encuentren! Muchas familias mantienen la tradición de esconderlos por la casa o el jardín y armar una especie de mini “cacería”. Spoiler: los adultos también se copan.
2- Comer pescado el Viernes Santo
Una costumbre bien marcada: durante el Viernes Santo, se evita la carne roja y el pescado toma el protagonismo. Desde empanadas de atún hasta una buena merluza al horno o dorado a la parrilla, cada familia tiene su receta estrella.
3- Roscas de Pascua
No hay mesa de Pascuas sin su rosca. Dulce, esponjosa, decorada con frutas abrillantadas, crema pastelera o azúcar... Es un clásico infaltable para acompañar el mate o el café del domingo. Muchas panaderías se lucen con sus versiones, pero también hay quienes se animan a hacerla casera.
4- Vigilia y misa de Pascua
Para quienes viven la Pascua desde la fe, la misa de Resurrección del domingo y la Vigilia Pascual del sábado a la noche siguen siendo esenciales. Muchas iglesias se llenan de fieles y es uno de los momentos más importantes del calendario católico.
5- El clásico huevo artesanal
Más allá de las marcas conocidas, muchas familias o pastelerías siguen apostando a los huevos caseros, decorados a mano y con sorpresa adentro. Algunos hasta los hacen en casa con moldes, glasé y mucho amor (y chocolate, obvio).
Pascuas en Argentina es sinónimo de encuentro, de mantener lo que nos une y de meterle un poco de dulce a la vida. Algunas tradiciones se reinventan, otras se mantienen tal cual, pero todas tienen ese gustito a “costumbre que no se negocia”.