Humita: ¿cómo llegó a convertirse en un plato clásico tucumano?
Choclo rallado, zapallo, verduras y condimentos varios y amor. Así empieza, a grandes rasgos, la receta mágica de este plato, conocido por ser un homenaje a las raíces culturales de Tucumán.
- Volanta: Historia y tradición
La casa de la abuela, un mediodía frío o un pintoresco parador en algún lugar de la provincia. En platos más grandes o más pequeños, a veces hondos o incluso playos, siempre está. Haga frío o calor, como el sol, siempre está. La humita es una de las comidas más representativas de la cultura norteña; y es, sin duda, una de las expresiones más auténticas de la gastronomía tucumana. Probarla es un viaje a lo más profundo de los sentidos, y es una experiencia que todos deben vivir, al menos una vez en la vida.
Choclo rallado, zapallo, verduras y condimentos varios y amor. Así empieza, a grandes rasgos, la receta mágica de este plato, conocido por ser un homenaje a las raíces culturales de Tucumán. Sus orígenes son discutidos, y lo cierto es que su periplo hasta llegar a nuestras costumbres ha sido largo. Sus raíces se remontan a las tradiciones culinarias de los pueblos originarios de Los Andes, donde el maíz era un alimento fundamental. En lengua quechua, "humint’a" hace referencia a una preparación a base de maíz molido, que se cocía de manera sencilla como parte de los rituales y la vida cotidiana.
Ahora bien, ¿cómo llegó a convertirse en un plato clásico tucumano? Bueno. La historia es larga y fascinante. Todo comenzó con los intercambios culturales y comerciales que conectaban las regiones andinas; de a poco y casi sin querer, el plato se fue incorporando a la dieta de las comunidades indígenas del norte del país. Con la llegada de los colonizadores españoles, la preparación se fue adaptando a los nuevos ingredientes que ellos introdujeron en el continente: el queso, la cebolla y las especias vinieron a enriquecer su sabor.
Y así llegamos al hoy. La humita -en plato, pero también en chala- se arraigó especialmente en la región norte de Argentina por dos razones: las condiciones geográficas ideales para cultivar maíz y una fuerte preservación de las tradiciones indígenas de la región. Su sencillez y su valor nutritivo, además, la convirtieron en un plato popular entre las familias norteñas.
Pasaron los años, pero la humita continúa en ese merecido lugar de emblema. El plato es tan popular, que incluso Tucumán tiene su propia festividad para honrarla: cada enero, San Pedro de Colalao se vuelve sede de la Fiesta Provincial de la Humita, un evento que reúne y premia a los mejores cocineros, y que ofrece una amplia gama de espectáculos para toda la familia.
Comer humita es saborear la esencia de los Valles Calchaquíes; su aroma a choclo fresco y especias invita a un viaje sensorial único. Cada bocado conecta con la tradición ancestral y el entorno natural de la región. Y por eso no hay que perdérsela: en algún bar o en casa, hay que probarla.
¿Te animás a prepararla? ¡Nosotros te damos la receta!
Humita en Olla
Ingredientes
- 1 cucharada de aceite de girasol
- 1 cebolla grande
- 1 cucharada de pimentón
- 10 choclos (amarillos cremosos o híbridos)
- 800 g de zapallo criollo
- Sal y pimienta a gusto
- Azúcar a gusto
- 200 g de queso cuartirolo
Para el frito
- 1 cucharada de aceite de girasol
- 1 cucharada de pimentón
- 3 cebollas de verdeo
- 1 cucharadita de ají molido
Preparación
- Preparar la base:
- En una olla grande, calentar el aceite de girasol y saltear la cebolla picada hasta que esté dorada.
- Condimentar con el pimentón.
- Agregar los choclos y el zapallo rallados.
- Salar y cocinar a fuego medio, revolviendo constantemente durante unos 30 minutos.
- Si la mezcla se espesa demasiado, añadir un poco de caldo de zapallo o de verduras (algunos prefieren leche), pero solo al final de la preparación, ya que el zapallo y el choclo aportan suficiente líquido.
- Preparar el frito:
- En una sartén, calentar el aceite de girasol y añadir las cebollas de verdeo picadas.
- Condimentar con el pimentón y el ají molido.
- Cocinar hasta que las cebollas estén doradas y el aceite haya absorbido todos los sabores.
- Montar y servir:
- Colocar la humita en cazuelas, añadir trozos de queso cuartirolo y decorar con el frito de cebolla de verdeo.
- Servir bien caliente.