Alarmante: aumentaron un 150% los casos de depresión en niños y adolescentes por el uso excesivo de celulares
La situación se volvió más crítica a partir de la pandemia, ya que el celular pasó a ser la herramienta para estudiar, hablar con amigos y jugar.
- Volanta: Redes sociales
El rápido avance de las tecnologías ya marcó un antes y un después en la forma de relacionarse, y los niños y adolescentes no son la excepción, de hecho son las edades que más preocupan, ya que no tienen un "autocontrol" a la hora de sobre usarlos, generando una dependencia adictiva al celular o a cualquier dispositivo móvil.
Es ahora que se empiezan a ver los efectos físicos y psicosociales que esta transformación tecnológica está provocando en los niños y adolescentes. Las plataformas trajeron consigo grandes cambios en los jóvenes de 10 a 20 años, provocados por los rápidos avances tecnológicos desde la década de 2010.
En este período, donde un ser humano se está desarrollando físicamente y adquiriendo su personalidad con otra gran cantidad de cambios, la vida social de los adolescentes se trasladó en gran medida a los smartphones con un acceso continuo a las redes sociales, los videojuegos online y otras actividades basadas en internet. Esta reconfiguración de la infancia es la principal razón de enfermedades mentales, ansiedad, depresión y autolesiones en los adolescentes y preadolescentes. Ninguna otra teoría ha sido capaz de explicar por qué las tasas de ansiedad y depresión de los adolescentes aumentaron en tantos países al mismo tiempo del mismo modo.
Principales problemas que generaron los celulares en niños y adolescentes:
Falta de sueño: está comprobado que un adolescente con el celular en mano puede llegar a dormir siete horas diarias o menos, lo que puede provocar ansiedad, irritabilidad, déficit cognitivo, aprendizaje insuficiente, accidentes y hasta muertes accidentales.
Fragmentación de la atención: hay diferentes estudios que reflejan que el uso de las redes sociales interfieren en esta capacidad, ya que los distraen y pueden perjudicar el desarrollo de la función ejecutiva. Una situación que pone de manifiesto este punto es el aula, en donde la concentración dura apenas minutos.
Adicción: los creadores de las aplicaciones desarrollaron técnicas conductuales para “enganchar” a los chicos y lograr que permanezcan todo el tiempo posible. Esto genera dopamina, pero no produce sensación de satisfacción, si no que los hace desear más de aquello que produjo esa liberación.
Privación social: desde que los adolescentes empezaron a tener sus propios celulares, los encuentros presenciales empezaron a decaer. Entre el 2012 y el 2019 el tiempo diario que un adolescente pasa con sus amigos cara a cara se redujo un 54%. Los vínculos se dan de manera superficial, perdiendo el tiempo de calidad y esto se profundizó con la pandemia.
Según datos recabados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades y Centro Nacional para la Prevención y Control de Lesiones, desde el 2019 hasta septiembre del 2024 registró un aumento del 145% de casos de depresión en chicas y del 161% en chicos; mientras que la ansiedad subió un 92% en personas de 18 a 25 años.
También se observó que los casos de suicidio en este mismo período de tiempo crecieron un 91% en varones y un 167% en mujeres.