Cromañón: A 20 años de la noche que marcó un antes y un después en Argentina
Un incendio provocado por una bengala, la corrupción y la falta de controles dejó 194 muertos y más de 1.400 heridos.
- Volanta: Tragedia
La noche del 30 de diciembre de 2004, lo que en principio era una fiesta llena de música y alegría, se convirtió en un desastre que marcó un antes y un después en la historia reciente de Argentina. Un incendio en el boliche República de Cromañón, ubicado en Bartolomé Mitre al 3000 de la Ciudad de Buenos Aires, cobró la vida de 194 personas y dejó a más de 1.400 heridas, transformándose en un símbolo de la corrupción, la falta de controles y la negligencia en la gestión de los espacios públicos.
Un desastre anunciado
Cromañón, uno de los boliches más concurridos de la capital argentina, había organizado tres conciertos de la banda Callejeros para despedir el año. El lugar, cuya capacidad habilitada era de 1.031 personas, fue sobrepasado enormemente con una venta de entradas que alcanzó las 4.500. Pocos minutos después de que iniciara el show, un fanático encendió una bengala que, al entrar en contacto con una media sombra de material altamente inflamable que no cumplía con las normas de seguridad, provocó el incendio.
Aunque las llamas se apagaron rápidamente, el humo tóxico se dispersó con gran rapidez, atrapando a miles de personas. Para empeorar la situación, las salidas de emergencia fueron bloqueadas por los propios organizadores del evento, lo que ocasionó un caos sin precedentes. Los Bomberos tardaron diez minutos en poder abrir una de las puertas, lo que permitió observar la espantosa escena de cuerpos amontonados de personas que no pudieron escapar.
Las terribles consecuencias de la tragedia
Lo sucedido aquella noche no fue el final de la pesadilla. La incertidumbre y el dolor de los familiares y amigos de las víctimas se extendieron durante días de búsqueda y angustia. El inicio del Año Nuevo estuvo marcado por el sufrimiento de quienes perdieron a sus seres queridos en la masacre. La mayoría de las víctimas fallecieron debido a la inhalación de monóxido de carbono y ácido cianhídrico, provenientes del humo generado por el incendio. Años después, la tragedia continuó cobrando vidas, ya que 17 sobrevivientes se suicidaron como consecuencia del profundo trauma y la falta de asistencia psicológica por parte del Estado.
El largo camino judicial
El proceso judicial fue tortuoso y estuvo lleno de demoras y contradicciones. En 2007, tres miembros de la Superintendencia de Bomberos fueron condenados por recibir sobornos de empresarios vinculados al boliche. Al año siguiente, comenzó el juicio oral que involucró a 15 personas, entre ellas Omar Chabán, dueño de Cromañón, y su colaborador Raúl Villarreal. Aunque los integrantes de la banda Callejeros fueron inicialmente absueltos, en 2011, la Cámara de Casación los halló culpables de ser coorganizadores del evento, lo que aumentó su responsabilidad en la tragedia.
El tercer juicio, realizado en 2012, amplió la lista de culpables, incluyendo a funcionarios públicos, policías y al director del Servicio de Seguridad Privada de la ciudad. En un cuarto juicio, Roberto Calderini, ex inspector del gobierno porteño, fue condenado por haber habilitado el local de manera irregular a cambio de sobornos.
El recuerdo y la lucha por justicia
A dos décadas de la tragedia, Cromañón sigue siendo una herida abierta en la sociedad argentina, que aún busca justicia para las víctimas y sus familias. La masacre provocó un cambio en las normativas de seguridad en los lugares públicos y también aumentó la conciencia social acerca de la corrupción que permitió que ocurriera. Sin embargo, el dolor de los sobrevivientes y el recuerdo de las víctimas persisten, y sirven como recordatorio de que las lecciones de aquella noche no deben ser olvidadas.
Cada 30 de diciembre, familiares y amigos de los muertos renuevan su reclamo por justicia, mientras que la memoria colectiva mantiene viva la promesa de “Nunca Más”.