Martín Llaryora se subió a la Región Litoral y quiere sumar a Ricardo Quintela y a Osvaldo Jaldo
El cordobesismo que ahora lidera Martín Llaryora intenta salir de la caja de cristal que fabricó como parte de su probada estrategia para mantener el poder en el gobierno.
Los gobernadores replicaron los movimientos naturales de la manada ante la amenaza libertaria. Juntos por el Cambio encontró en su superioridad numérica cierta capacidad de atraer la atención de los operadores del Presidente. El gobernador de Córdoba no podía sumarse a la liga peronista porque, como se sabe, la bandera anti-K no se arriará todavía.
La Región Centro se revigorizó con sus limitaciones históricas y con el problema añadido de que en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos las fuerzas del cielo son taquilleras.
“La Patagonia nos queda lejos”, respondía un colaborador directo de Llaryora ante el rechazo a formar parte de la liga que agitaba Ignacio Torres (Chubut) y Rolando Figueroa (Neuquén) después de la firma del Pacto de Mayo, en julio.
Llaryora hizo un approach en San Juan, con Marcelo Orrego, en esta suerte de corredor minero a la que Córdoba quiere sumar su capacidad de prestadora de servicios. Sin embargo, se sabe que, en materia de productividad y estrategia política, el cordobesismo no ve un rinde inmediato. La Región Litoral, en cambio, se presentó atractiva en todos los frentes para Llaryora.
Las razones de Martín Llaryora
Políticamente fue todo un dato que Córdoba, finalmente, decidiera sumarse a un scrum transversal. En el Panal justifican la elección por el concepto de la liga. “Se propone un federalismo más al estilo americano que el que tenemos ahora", apuntan.
Este conglomerado registra su antecedente histórico en la Liga Federal de José Artigas, que ocupaba un territorio similar al de la flamante Región Litoral más Uruguay. “Ese proyecto era un federalismo con más autonomía para las provincias, donde hasta se les permitía tener su ejército mientras Artigas asumía la conducción de la guerra y las relaciones internacionales”, ponen en contexto.
Con todo, la verdad de la milanesa está en la potencia comercial de la región y en la hidrovía. “Es una salida al mar que no necesita pasar por Buenos Aires”, tiran otra de las claves que huele a la clásica rivalidad con el puerto porteño.
Ricardo Quintela y Osvaldo Jaldo, ¿en la Liga del Litoral?
Llaryora aprovechará está incipiente incursión para tejer un poco más. Más allá de la presentación formal de la Región Litoral, habrá que prestar atención a los siguientes gobernadores que serán participados.
En el Panal cordobés admiten que se está analizando la posibilidad de sumar a las provincias del Noroeste Argentino, otrora identificadas con el kirchnerismo duro. Este mensaje, este gesto, no puede aislarse del escenario de lealtad peronista que eligió Llaryora para lanzar la campaña 2025.
“Pensamos más en Catamarca, La Rioja, Tucumán, pero está todo en zona de idea y discusión”, admiten fuentes llaryoristas. El desafío de Ricardo Quintela a Cristina Fernández de Kirchner empieza a rendir sus frutos, incluso entre peronistas que dicen que la interna del PJ “la miran de lejos”. El cordobesismo baja la guardia, también, con los gobernadores dialoguistas con Milei.
Es lógico. Llaryora y Juan Schiaretti tienen que flexibilizar sus categorías para engordar Hacemos por Argentina.
El excandidato presidencial se ilusiona con una pista de aterrizaje en el conurbano bonaerense que podría llegar de la mano de ese peronismo desencantado. Como contó Letra P, Schiaretti se reunió con el intendente de Tigre, Julio Zamora, y con Juan Zabaleta (exintendente de Hurlingham). Alejandra Vigo y Llaryora hablaron personalmente con Fernando Gray, jefe comunal de Esteban Echeverría.
En el schiarettismo duro ponen algunas fichas a Victoria Villarruel, que mostró interés con el peronismo de derecha.
Cómo lee Rodrigo de Loredo el juego del “cordoversismo”
La obsesión con picar en el escenario nacional del cordobesismo fue tema de análisis en una de las recorridas provinciales de Rodrigo de Loredo. El diputado radical recorre el interior de Córdoba en el marco de mesas de trabajo con dirigencia y sectores productivos, que terminan siendo espacios de análisis de coyuntura.
De Loredo tiene que convencer a sus correligionarios de que en 2027 no cederá la candidatura principal que ilusiona al radicalismo, que la mira de afuera desde hace un cuarto de siglo. En Malagueño, este viernes, dijo que parten de una base muy distinta a la de 2023.
Schiaretti es imbatible en las encuestas, con niveles que tocan el 70% de imagen positiva en la provincia. Sin embargo, durante el ejercicio del poder, su delfín ganó por tan sólo tres puntos.
“En 2027, Llaryora estará solo”, dijo De Loredo. El radicalismo no compra la vía del medio que el peronista construye cada vez con menos precauciones con Martín Lousteau, Facundo Manes, Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrrió.
¿Y Mauricio Macri?
A la tropa le dice que la unidad de Juntos en Córdoba, específicamente con Luis Juez, seguirá intacta. Sin embargo, entiende que tiene otra plataforma para el duelo interno cuyo resultado develará una encuesta. “No va a pasar lo del año pasado”, dicen, cuando presentaron un informe con empate técnico.
La relación con Mauricio Macri es un plus que tiene De Loredo. El expresidente estará este lunes en Córdoba. Todavía no se sabe si podrán verse porque el radical tiene que apagar el fuego del bloque en Diputados, que camina hacia una ruptura.
¿Macri apoyará nuevamente a De Loredo? En principio, el jefe del PRO viene a fortalecer su quinta. ¿Juez volverá a acercarse al líder amarillo después de meses de buena vibra con Milei que ahora parece que está en entredichos?
Como siempre, todo movimiento nacional en Córdoba termina en Córdoba. La isla, la caja de cristal, abraza a toda la política provincial.