Preocupación por el aumento de probabilidades de impacto del asteroide contra la tierra
Un asteroide en nuestra órbita: ¿qué tan cerca estamos del peligro?
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- Volanta: "2024 YR4"
Recientemente, los científicos de la NASA revisaron las probabilidades de que el asteroide 2024 YR4 impacte contra la Tierra, y estimaron que hay un 2,3% de posibilidades de que ocurra. La Agencia Espacial Europea (ESA) realizó un cálculo similar, con un riesgo del 2,27% para enero de 2032. Aunque las cifras varían levemente, la probabilidad es lo suficientemente alta como para que ambas agencias sigan de cerca el movimiento de este asteroide. En solo una semana, la estimación pasó de ser una entre 83 a una entre 43, lo que demuestra que la situación está cambiando constantemente.
Para hacer más comprensible esta cifra, un simple cálculo muestra cómo las posibilidades de impacto han aumentado significativamente en poco tiempo. Ante este panorama, la NASA y la ESA han intensificado su monitoreo, con el uso de tecnología avanzada, incluyendo el costoso telescopio espacial James Webb, cuyo valor asciende a 10.000 millones de dólares. A pesar de su tamaño relativamente pequeño (se calcula que mide entre 40 y 90 metros de diámetro), el asteroide podría causar un gran desastre si llega a chocar con una zona densamente poblada.
Los riesgos reales de un impacto
Aunque el asteroide es de dimensiones modestas, los expertos advierten que un impacto sería devastador, con efectos similares a los del famoso bólido de Tunguska, que en 1908 destruyó miles de kilómetros cuadrados de bosque en Siberia. Las proyecciones actuales indican que la posible colisión podría suceder el 22 de enero de 2032, y que su trayectoria podría afectar una extensa franja que va desde el océano Pacífico oriental hasta América del Sur, atravesando el Atlántico, África, el mar Arábigo y el sur de Asia.
El mayor reto ahora es la dificultad para seguir la trayectoria del asteroide, que está cada vez más lejos de la Tierra y, por ende, se vuelve más difícil de detectar con los telescopios convencionales. En solo unas semanas, los telescopios terrestres de gran tamaño no serán suficientes para rastrear al asteroide, lo que obligará a las agencias espaciales a recurrir a equipos más sofisticados, como el Webb o el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral, para seguir de cerca su movimiento.
Sin embargo, no todo está perdido. En junio de 2028, el asteroide 2024 YR4 se acercará nuevamente a la Tierra, lo que permitirá obtener datos más precisos sobre su trayectoria y recalcular el riesgo de impacto con mayor exactitud.
Soluciones posibles
La NASA, por ejemplo, ya ha demostrado que es posible desviar un asteroide utilizando un impacto cinético, como lo hizo en su misión DART en 2022. Esta tecnología abre la puerta a estrategias efectivas para modificar la trayectoria de asteroides peligrosos.
Ante la posibilidad de que el impacto se convierta en una realidad, la ONU ya ha activado su Grupo Asesor de Misiones Espaciales (SMPAG), el cual se reunirá entre abril y mayo para discutir posibles soluciones y tomar decisiones sobre las medidas que podrían tomarse para evitar que un asteroide como el 2024 YR4 cause daño a la humanidad.