Gira por Asia: el papa Francisco pidió orar por él: “Este no es un trabajo fácil”
El pontífice, de 87 años, que está a la mitad de una peregrinación de 12 días a lo largo de la región Asia-Pacífico, pareció vivaz y jovial durante su intervención ante una multitud de seguidores al término de una escala de cuatro días en ese país oceánico.
Al final de sus comentarios preparados sobre los problemas que afronta la juventud, el papa animó a las casi 10.000 personas reunidas a gritar para hacer un llamado a ayudar a otros.
Al final de su intervención, en el estadio Sir John Guise de Port Moresby, también sugirió a los asistentes la necesidad de orar, y de hacerlo en particular por él.
“Este no es un trabajo fácil”, les dijo el papa, haciendo un breve cambio del italiano al inglés.
Las preocupaciones por un viaje tan largo, algunas veces en silla de ruedas, para el octogenario jerarca de la Iglesia católica no se han hecho esperar.
Sin embargo, tras varios días de recorrido, el papa pareció zanjar dichos temores y agradeció a su audiencia por un “bello encuentro” en medio de los coros de la multitud: “viva santo papa!”.
Despedida papal
Francisco se despidió este lunes de Papúa Nueva Guinea en un encuentro al que asistieron unos 10.000 jóvenes del país, en el estadio Sir John Guise de la capital, con quienes el pontífice entabló una conversación y aseguró: “Todos podemos equivocarnos”.
Antes de trasladarse a Timor Oriental para proseguir con la tercera etapa de su periplo por Asia y Oceanía, Francisco acudió al estadio de Port Moresby para reunirse con miles de jóvenes del país, acuciado por la pobreza, la violencia y las calamidades naturales.
El papa recorrió el estadio en un carrito de golf y fue acogido como en una auténtica fiesta por los jóvenes católicos llegados desde varias partes del país que protagonizaron cantos y bailes y también danzas tradicionales.
A los jóvenes de este gran archipiélago con más de 800 idiomas, Francisco les pidió que aprendan “una lengua común: el lenguaje del amor”.
Como en este tipo de reuniones, Francisco prefirió no pronunciar el discurso preparado y comenzó a dialogar a los jóvenes: “¿Un joven se puede equivocar?, ¿Un adulto se puede equivocar? ¿Y un viejo como yo se puede equivocar? Sí, todos podemos equivocarnos”.
Y añadió que “lo importante es darse cuenta de la equivocación”. “No somos supermán”, añadió, y explicó que uno puede caer, “pero que lo importante es no quedar caído”.
A los jóvenes también les habló de la necesidad de no caer en la indiferencia, “que es casi peor que el odio”, y les instó a que cuando encuentran a alguien caído por la calle que le ayuden, y pidió a todos los jóvenes que hicieran el gesto de levantar a alguien del suelo.
“Os agradezco por vuestra presencia, estoy contento de vuestro entusiasmo y de todo lo que hacéis. Os agradezco vuestra alegría, vuestra presencia y vuestras ilusiones”, agregó.
(Con información de EFE y AFP)