El "museo del fútbol" del Papa Francisco: de Messi a San Lorenzo
Bergoglio, quien falleció a los 88 años, siempre manifestó su pasión por el fútbol. Los protagonistas principales, como era de esperar, son el Ciclón y la selección argentina.

El fallecimiento del papa Francisco, a los 88 años, causó una gran conmoción en todo el mundo. Los cambios que implementó en la forma de vivir, expresarse y dirigir la Iglesia Católica, una de las instituciones más influyentes del planeta, perdurarán en la memoria colectiva durante las próximas décadas. Sin embargo, lo que nunca dejó de ser fue Jorge Mario Bergoglio: el socio número 88235 de San Lorenzo y un verdadero amante del fútbol. De hecho, el Papa rindió homenaje a su deporte favorito dentro del Vaticano, creando un pequeño "museo del fútbol" en una vitrina donde exhibió diversos obsequios que recibió a lo largo de su papado.
Desde su asunción el 13 de marzo de 2013, el Papa Francisco fue recibiendo, uno a uno, obsequios de grandes figuras del deporte. Muchos de ellos, futbolistas que vieron en él no solo al líder de la Iglesia Católica, sino también a un hincha más, alguien que entiende al fútbol como un lenguaje universal. En gratitud y con el corazón en la memoria, decidió crear dentro del Vaticano un rincón especial donde guardar esos recuerdos: una pequeña vitrina que hoy funciona como un verdadero “museo del fútbol”.
Allí, los colores que más resaltan son los que marcaron su vida: los de San Lorenzo y los de la selección argentina. Entre las camisetas del Ciclón, hay una que emociona especialmente. Lleva en la espalda el nombre “Francisco” y conmemora la consagración en el Torneo Local 2013, una alegría que llegó casi al mismo tiempo que su elección como Papa. También están los guantes de Sebastián Torrico, aquel arquero que, desde el arco, fue uno de los pilares de ese título inolvidable.
"Con una pelota de trapo se hacen milagros", dijo alguna vez Francisco. Y quizá no hablaba solo de fútbol, sino también de la esperanza, de la infancia, y de todo aquello que, con pasión y fe, puede transformarse en algo eterno.
Uno de los objetos que más resalta por sobre los demás es la réplica del trofeo de la Copa Libertadores. De la mano de Edgardo El Patón Bauza, San Lorenzo se consagró campeón del certamen internacional por primera y única vez de su historia en el año 2014. Una delegación formada por algunos de los héroes de dicha gesta y dirigentes del Ciclón en ese entonces viajaron al Vaticano para que Bergoglio pueda apreciar con sus propios ojos el hito que quedó narrado en los libros dorados de la institución.
Los recuerdos y tesoros en las vitrinas del Vaticano están dedicadas a la selección argentina, un símbolo inseparable de la pasión futbolera del Papa. Entre ellas, se destaca una pelota firmada por Mario Alberto Kempes, ídolo eterno del Mundial '78. Pero también hay dos camisetas albicelestes cargadas de historia y emoción: una corresponde al plantel que disputó el Mundial de Brasil 2014, donde la Argentina rozó la gloria en la final ante Alemania; la otra, a la Copa América 2011, celebrada en suelo argentino.
Esta última tiene un valor aún más especial. Lleva el número 10 en la espalda y la firma de Lionel Messi, junto con las rúbricas de todos los jugadores que integraban aquel plantel. Fue entregada al Papa en 2013, en la previa de un amistoso entre Argentina e Italia. De ese mismo encuentro también se conserva la camiseta italiana, y una imagen a gran escala del Papa junto a ambas delegaciones corona el espacio como una postal de encuentro, emoción y fútbol.
Entre los tesoros más valiosos, se encuentra además una camiseta de la selección brasileña que perteneció nada menos que a Pelé. Para Francisco, no hay dudas: el astro brasileño es el mejor futbolista de todos los tiempos.