“Lo encontraron muerto en su casa”, aseguró el letrado, quien lamentó lo sucedido, sobre el conductor que vivía en Castelar, al oeste del conurbano bonaerense, y era padre de cuatro hijos: Daniela (36) y Leandro (34), resultado de su matrimonio de 20 años con Mónica Faleroy; y los pequeños Camila (9), Mía (7), fruto de su relación con Sol Fiasche. Además, tenía seis nietos: Santino y Martina, por parte de Daniela; y Elías, Leila, Tobías y Micaela, hijos de Leandro.
Según pudo saber este medio, todo comenzó este domingo con una denuncia que realizaron amigos del histórico conductor de Pasión de sábado, porque perdieron contacto con él. Al llegar al domicilio, personal policial constató su deceso. “Las primeras tareas periciales indican que se habría quitado la vida, ocasionando un incendio posterior en un sector de la vivienda, que luego se extinguió solo”, confiaron fuentes de la investigación. “Aparentemente, estaba deprimido”, sumaron.
El caso lo investiga la UFIJ Nº 6 de Morón, a cargo de Patricio Ventricelli, quien ordenó practicar la autopsia al cuerpo. La misma se realizará este lunes en la morgue de San Martín.
Multifacético y carismático, en los últimos años, Santillán fue más noticia por protagonizar hechos policiales, que por su profesión. En 2023 lo condenaron a 5 años y 6 meses de cárcel por hechos de violencia de género contra su expareja y madre de sus dos hijas menores. Según la denuncia en su contra, además de golpear a la mujer, el animador también fue acusado de amenazar a su exsuegro y a una antigua empleada doméstica. No fue lo único: el fiscal también lo acusó de un intento de extorsión contra su excontador y de robarle el celular.
Un año antes, en 2022, fue hospitalizado por un cuadro depresivo. La información la dieron a conocer en el ciclo A la tarde (América), que conduce Karina Mazzocco. Allí, el periodista Luis Ventura relató que a raíz de un llamado telefónico, la hija mayor de “La Tota”, se hizo presente en su domicilio y lo encontró muy deprimido y con una crisis neurológica. “Sufre un cuadro de depresión y bipolaridad”, contó.
Nacido el 1° de agosto de 1967, en la localidad de San Martín de la provincia de Mendoza, Santillán se mudó con su familia a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades económicas. Desde joven, trabajó en la vía pública vendiendo escobas y garrapiñada y, más tarde, se involucró en la industria nocturna como tarjetero de bailantas.
Su perseverancia lo llevó a probar suerte como conductor aunque inicialmente no fue seleccionado. Sin embargo, su carrera dio un giro significativo cuando conoció a Rodrigo Bueno en 1991, lo que marcó el inicio de una larga amistad y colaboraciones icónicas en la movida tropical.
A pesar de su éxito, Santillán siempre fue ansioso y temía quedarse sin trabajo. Esto lo llevó a trabajar sin descanso y a perder la relación con su familia, según él mismo contó. Durante sus años de gloria, participó en realities como Bailando y Cantando por un sueño, además de conducir programas de radio y hacer presencias en boliches. Sin embargo, también enfrentó problemas de adicción a las drogas y al alcohol, aunque su mayor adicción siempre fue la comida, llegando a pesar 220 kilos.
En los últimos años, “La Tota” sufrió momentos difíciles, incluida la pérdida de su hermano, lo que lo sumió en una profunda depresión. En 2011, fue diagnosticado con bipolaridad y desde entonces estaba medicado. Los últimos tiempos fueron de altibajos emocionales y, en varias ocasiones, mezcló alcohol con pastillas y tuvo intentos de quitarse la vida.