Un par de incidentes diplomáticos
Un par de incidentes con diplomáticos rusos, que seguramente no pasarán a mayores, se registraron en Buenos Aires en la mañana de Navidad.
Un hombre joven se negó a hacer el control de alcoholemia en el barrio de Recoleta y se atrincheró en el vehículo tras ser detenido por oficiales de tránsito en el marco del operativo de seguridad vial por las festividades cristianas, del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El conductor del automóvil, un Volkswagen Vento blanco, no aceptó brindar la documentación que le pedía la Policía ni realizar la prueba con un dispositivo para determinar el nivel exacto de alcoholemia, según informó la Policía de la Ciudad.
Con el transcurso del tiempo, la tensión fue elevándose, los agentes de tránsito llamaron a efectivos de la Policía de la Ciudad y de la Federal que acudieron al lugar. Después de más de una hora, el conductor se fue sin hacer el control, escoltado por patrulleros hasta la embajada.
Mas tarde otra persona, también con un automóvil con chapa diplomática, fue demorado en el mismo control en Recoleta. Desde la Ciudad recordaron que, según el artículo 41 de la Convención de Viena, todas las personas que gocen de privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del país receptor.
Sin embargo, según el gobierno nacional no correspondía la detención del diplomático. Esencialmente porque no se estaba cometiendo un delito in fraganti. “Era una infracción, ni siquiera un delito federal”, respondieron desde la Casa Rosada, ante una consulta del diario La Nación.
El gobierno nacional ratificó que, si un diplomático es encontrado culpable de un delito, la Cancillería debería pedir su expulsión del país como persona no grata.
La Embajada rusa se pronunció sobre el asunto, considera que estos hechos son una "grave violación del derecho internacional", sobre todo en cuanto a su inmunidad diplomática. El primer secretario de la Embajada emitió un comunicado a la prensa y expresó: “Según la convención de Viena, los diplomáticos no pueden ser objeto de ninguna parada, registro y consideramos lo ocurrido como una grave violación al derecho internacional”.
Nos preguntamos, amparándose en la inmunidad diplomática, ¿un funcionario de embajada puede hacer lo que le venga en ganas? No respetar las leyes y ordenanzas del país, ¿conducir ebrio? ¿marchar de contramano o superar los límites de velocidad? Una circular del Ministerio de Relaciones Exteriores del 5 de julio de 2022 recordaba que conforme al Artículo 41 Inciso 1 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, “todas las personas que gocen de privilegios e inmunidades (diplomáticas) deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor". "los funcionarios diplomáticos, en lo que a materia de circulación se refiere, tienen las mismas obligaciones que todos los ciudadanos y residentes en la Argentina",se dice en aquella circular.
Los rusos están obligados a aceptar los controles de alcoholemia al igual que todo ciudadano argentino.