El presidente norteamericano, Donald Trump, firmó ayer jueves la orden ejecutiva que inicia el proceso de desmantelamiento del Departamento de Educación. Trump estaba rodeado de niños pequeños sentados en sus propios escritorios en la Casa Blanca, quienes simultáneamente firmaron papeles en una carpeta. Al terminar de firmarlos, se pudo ver a los niños levantando el papel para mostrarlo a la audiencia, al igual que lo hizo el presidente.

La orden generó una fuerte polémica entre los que defienden al Departamento y los que entienden que la educación es un tema de cada Estado. Los más afectados, los empleados del departamento señalaron a través de un comunicado del presidente nacional de la Federación Estadounidense de Empleados del Gobierno, Everett Kelly quien afirmó que la “directiva de Trump para eliminar esta pequeña pero poderosa agencia destruiría nuestro sistema educativo y devastaría a las futuras generaciones de estudiantes”.

Trump busca cumplir una promesa de campaña y transferir más poder sobre la educación a los estados.

El financiamiento federal para estudiantes con discapacidades, que están bajo la Ley de Educación para Individuos con Discapacidades, junto con el financiamiento del Título I para escuelas de bajos ingresos y los pagos de préstamos estudiantiles federales, no se verán afectados por el decreto, se afirma desde el gobierno.

Los partidarios de la acción manifiestan que la supervisión de la educación debe ser devuelta a los estados y a los padres, mientras que los opositores argumentan que el movimiento perjudicará a los niños y su capacidad para aprender.

El sistema educativo en Estados Unidos es similar al nuestro, en lo que a niveles educativos se refiere. La educación comienza en el preescolar y continúa hasta la educación superior. Las escuelas públicas son gratuitas y reciben fondos locales, estatales y federales.

Por la estructura política en estados independientes, hasta que se formó la Unión, la educación estaba a cargo de estas colonias. Algunos de estos estados del noreste habían establecido escuelas financiadas con fondos públicos o gratuitas a fines de la década de 1780. Sin embargo, el concepto de educación pública gratuita recién comenzó a afianzarse a mayor escala en la década de 1830. El nuevo gobierno federal brindó estímulo y apoyo para el establecimiento de escuelas públicas.

Al disolver el departamento de educación Trump busca, menos control federal, menos burocracia y gasto público, mayor influencia de los padres y rechazo a políticas “progresistas”.  El presidente promueve la “libertad educativa” incluyendo vouchers escolares y financiamiento para escuelas privadas y religiosas reduciendo la influencia de políticas educativas federales. Critica la inclusión de temas como diversidad, equidad e identidad de género en los programas educativos fijados a nivel federal.

No dudamos de que nuestro presidente Javier Milei, debe estar muy atento a esta “movida” de su amigo Trump.