La dignidad de la persona humana
En la carta a los obispos norteamericanos que envió el Papa Francisco, El Pontífice expresa que la deportación “lastima la dignidad” de las personas. Y agrega, "Todos los fieles cristianos y los hombres de buena voluntad, estamos llamados a mirar la legitimidad de las normas y de las políticas públicas a la luz de la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, no viceversa”.
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¿Qué es esto de la dignidad a la que se refiere el Papa Francisco? Y una definición clásica sería decir, la dignidad humana es el valor que tienen las personas por sí mismas, es decir, por el mero hecho de serlo. Es un derecho humano fundamental que implica ser respetado y valorado.
La dignidad humana se caracteriza por: Reconocer al otro como otro, ser un valor intrínseco que se trae al nacer, ser la base de los derechos humanos Implica que las personas son seres individuales y sociales. Implica que las personas pueden explotar sus capacidades y esforzarse por crecer, que las personas son responsables de sus actos y que los Estados deben reconocer, garantizar y promover los derechos humanos.
A lo largo del Siglo XX, el siglo de las guerras, se han violado excesiva y brutalmente los conceptos de dignidad humana, los bombardeos indiscriminados a las ciudades, el exterminio de mujeres, niños y ancianos sin justificación alguna, los campos de concentración, los guetos, el holocausto judío, son muestras de la brutalidad del hombre contra el hombre y la ausencia total de respeto por la dignidad de las personas.
Para el Papa Francisco, la deportación masiva en aviones de migrantes sin papeles, a sus países de origen, también es una falta grave contra la dignidad humana. También hay situaciones polémicas, como la mega cárcel construida en El Salvador por el régimen de Nayib Bukele.
Se trata del Centro de Confinamiento Contra el Terrorismo (CECOT) y es considerada la más grande de América, con capacidad para 40.000 reclusos y ya tiene tras las rejas, a 12.000 pandilleros que viven bajo un régimen estricto. Organismos humanitarios han cuestionado el trato que reciben en las cárceles quienes son acusados de pertenecer a las pandillas.
En un informe tras cumplirse el primer año de régimen de excepción, la ONG de Derechos Humanos Cristosal denunció que tenía el registro de 174 muertes bajo custodia del Estado, y la calificó como “una medida permanente de represión y violaciones a los derechos humanos”.
Pero en el Cecot, según el comisionado de Derechos Humanos de El Salvador, el colombiano Andrés Guzmán “los internos, dentro de los parámetros generales de un centro de reclusión, están en buenas condiciones (y) se respetan los derechos humanos”.En nuestro país las cárceles están superpobladas, superando largamente la capacidad para las que fueron construidas, además, hay muchos presos alojados en comisarías y alcaldías. Lugares que no reúnen las condiciones mínimas para albergar seres humanos.
Como en muchos otros temas, adelantándose a los tiempos, los constituyentes de 1853 se ocuparon del asunto, al disponer en la Carta Magna, la disposición de que las cárceles deben ser sanas y limpias para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas. Disposición que no se cumple. En el momento actual, salvo algunas cárceles nuevas, los presos viven en condiciones infrahumanas. Ni hablar de dignidad humana.