Pero nadie desconoce, ni el presidente ruso tampoco, que esto desencadenaría una hecatombe nuclear de dimensiones desconocidas y ni la propia Federación Rusa de Putin se salvaría de la catástrofe.

Para demostrar la capacidad de Rusia para enviar bombas nucleares, el dictador envió de modo advertencia un súper misil ruso que cayó sobre Dnipro, Ucrania. Sin duda que este ataque tuvo un valor simbólico y no destructivo.

El Centre for Strategic and International Studies en Washington anota que los rusos han apelado al uso de armas nucleares más de doscientas veces desde el comienzo de la invasión de Ucrania de 2022.

Un canal de televisión ruso simuló un ataque nuclear a Londres. Acompañado de gráficos de edificios londinenses hechos pedazos, el narrador cuenta que un misil con una cabeza nuclear de 750 kilotones cobraría un saldo de 850.00 muertos y dos millones de heridos.

El video puede ser visto en YouTube. Este video y otros anuncios que son en realidad advertencias o amenazas genera mucho temor entre los europeos que alimenta la idea de un holocausto nuclear.

El escritor y periodista británico John Carlin que también tiene nacionalidad española considera que Gran Bretaña dejó de ser un imperio para convertirse en lo que es hoy, un conjunto de islas cada día más pobre e irrelevante, por lo que no sería para Rusia un objetivo prioritario.

El periodista señala que el primer objetivo de Putin sería Ucrania. No obstante, el presidente ruso insiste en la idea de que Ucrania pertenece a Rusia, lo que significa que estaría dejando en ruinas a su propio territorio. Por otro (recordemos Chernóbil), el impacto radioactivo podría llegar hasta Moscú.

Carlin se pregunta ¿cuál sería la reacción del resto del mundo? Estados Unidos advirtió a Rusia en 2022 de que intervendría directamente en la guerra, con toda la fuerza convencional a su disposición. Es verdad que una vez que el imprevisible Donald Trump vuelva a la Casa Blanca puede que haya un cambio de plan. O quizá no.

China, el principal aliado de la Rusia de Putin, como mínimo rompería los lazos que los unen. En marzo de 2023 el presidente chino Xi Jinping obligó a Putin a firmar un comunicado conjunto en el que se declaró que “una guerra nuclear no puede tener ganador y no se debe iniciar”.

India, gran comprador de petróleo ruso, ha dicho lo mismo. El ministro de Defensa indio declaró en octubre de 2022 que “la idea de usar armas nucleares o radiológicas va en contra de los principios más básicos de la humanidad”. Si Putin pierde a su protector y principal aliado político, China, y a su gran aliado comercial, India, se vería aislado internacionalmente.

Putin no es tan torpe como para desentenderse de estos mensajes y bien debe saber que el uso de armamento nuclear significaría su propia destrucción y la de su país. Europa debe quedarse tranquila, es fácil entender que son las amenazas de un bravucón.