En vísperas de un nuevo 25 de mayo
En vísperas de un nuevo 25 de Mayo, hacemos un paréntesis en nuestros análisis diarios, para referirnos exclusivamente a la fecha que marca el comienzo de nuestra nacionalidad.

- Volanta: Rafael Bulacio
Porque efectivamente, con la integración de la Primera Junta de gobierno propio, el territorio que conformaba el virreinato del Río de la Plata anunciaba al mundo que nacía una nueva nación, libre y soberana.
Buenos Aires, que por derecho propio era capital del Virreinato, había logrado expulsar a los ingleses en dos oportunidades, en 1806, tras 45 días de ocupación y en 1807 donde después de tomar Montevideo, las fuerzas invasoras fueron rechazadas, no solo por las tropas del Rey de España sino también por las milicias patriotas.
La resistencia de la sociedad criolla y la participación activa de los líderes locales, fortalecieron el pensamiento independentista. Las invasiones de los ingleses habían demostrado la incapacidad de España de defender eficazmente las colonias.
Por aquellos años, entre nuestros patriotas, comenzaban a difundirse los ideales de la Revolución Francesa, acaecida en 1789, bajo el lema "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Pero ya antes, en 1776, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, estaba señalando el camino que los criollos debíamos transitar.
Los sucesos conocidos como "Revolución de Mayo", que dieron lugar a la destitución del Virrey Cisneros y su reemplazo por la Primera Junta, ocurrieron en el transcurso de unos pocos días, mencionados como la "Semana de Mayo". Resulta extraño que los patriotas, que estaban ya convencidos de la Independencia, hayan utilizado la figura de Fernando VII, depuesto por los franceses. Pero los hechos sacados del contexto histórico generalmente quedan vacíos de contenido.
La llamada "Máscara de Fernando VII", fue una maniobra política de los criollos para disfrazar las reales intenciones independentistas. Lo cierto es que este disfraz de supuesta lealtad demoró nuestra formal declaración de Independencia dada recién en nuestra ciudad, el 9 de julio de 1816.
A pesar de ello, nuestro país se iba ordenando como Nación independiente. El regreso de Fernando VII al trono en 1813, no implicó ningún cambio. Ese mismo año, el entonces Segundo Triunvirato que había accedido al poder en octubre del año anterior, convocó a una Asamblea General Constituyente. Si bien ésta no logró declarar la Independencia ni sancionar una Constitución, en ella se tomaron significativas decisiones que marcaron fuertemente nuestra nacionalidad y nuestro futuro, entre ellas estableció el Escudo Nacional; mandó acuñar moneda; abolió la Inquisición y la tortura; declaró la libertad de vientres; puso fin al tráfico de esclavos; eliminó los títulos de nobleza y el mayorazgo; liberó del pago de tributos a los indígenas; mando componer el Himno Nacional y aprobó un estatuto reglamentario que reemplazaba al Triunvirato por un Director. Sabias decisiones de prohombres que sabían dónde ir y que rumbos tomar.
Mayo señaló el comienzo y a lo largo de más de dos siglos de gobierno propio, hemos andado y desandado caminos. Es ahora, como en aquel lejano mayo de 1810, cuando debemos actuar con patriotismo, poner el hombro y trabajar por la unión y concordia de los argentinos. Y así como en Mayo de 1810, un reducido grupo de ciudadanos, se animó a romper los vínculos de dependencia con España, hoy, con auténtico desprendimiento, rescatemos los ideales de los hombres de mayo. Pongamos manos a la obra.
Que pase Ud. y familia un feliz Día de la Patria.