Ayer visitó nuestra provincia la ministra de seguridad de la Nación Patricia Bullrich. Entre encuentros con el gobernador Osvaldo Jaldo y funcionarios locales, visitaron las obras de la cárcel en Benjamín Paz, en construcción todavía.
Al visitar el futuro penal, fueron atendidos por el titular de la empresa constructora Jorge Garber, quien les informó sobre las etapas previstas para la obra. Las que incluyeron la instalación de luz, agua, gas y cloacas y los cuatro pabellones que se entregarían en diciembre. La inversión realizada es de más de $24.500 millones, fondos que la provincia está adelantando para no frenar la construcción.
La ministra Bullrich manifestó sobre la posibilidad de que el Gobierno Nacional se haga cargo íntegramente de la construcción de un pabellón para presos federales.
La construcción de la cárcel de Benjamín Paz, no solo es necesaria sino básica en un plan integral de acción contra el delito. Bien conocemos que en la actualidad los penales de la provincia y las comisarías están abarrotadas de presos que están soportando condiciones infrahumanas de vida. Muy lejos están de cumplir con el mandato constitucional que señala en su artículo 18: Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquella exija, hará responsable al juez que la autorice.
Esta situación extrema evidencia que el problema carcelario de Tucumán es muy grave, por lo que urge habilitar la nueva cárcel, que se promete para diciembre. La ciudadanía observa impotente que la criminalidad no retrocede, sino que aumenta, porque la mayoría de los delincuentes están sueltos, y los reclusos que ingresan hoy a un instituto carcelario lejos estarán de lograr la tan mentada reinserción social, sino que se muestran como un peligroso infierno.
Estamos convencidos y así lo expresamos reiteradamente que para resolver la alta y creciente criminalidad había que construir cárceles. Cárceles de alta seguridad, de media y de baja, según el tipo de delincuente y delito. La seguridad es un complejo sistema. Aumentar el número de policías nunca será una solución suficiente. Se requieren políticas sociales activas, una justicia ágil y eficaz y cárceles sanas y limpias que resocialicen al individuo que ha errado el camino y no para su castigo.