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Hoy, 24 de septiembre, Tucumán celebra su fiesta cívica, religiosa y militar más importante. Es que se unen en los festejos, la ferviente devoción a la Virgen de la Merced, un nuevo aniversario del triunfo de las tropas patriotas conducidas por el Gral. Manuel Belgrano en el Campo de las Carreras y el orgullo de los tucumanos por haber sido nuestros valerosos ancestros los protagonistas del acontecimiento. Recordemos que el triunfo de Belgrano en Tucumán en 1812 cambió el rumbo de la historia y consolidó la independencia de la Nación naciente, hecho que recién tuviera formalidad declarativa, el 9 de julio de 1816, también en nuestra ciudad. Además, que el Ejército del Norte conducido por el abogado devenido en militar, el Gral. Manuel Belgrano, cumpliendo órdenes del gobierno central, venía replegándose hasta Córdoba con todas sus tropas y pertrechos militares. La orden era dejar tierra arrasada para no beneficiar al enemigo. Los vecinos de esta ciudad, con una actitud de enorme coraje, instaron a Belgrano a desobedecer las órdenes y dar batalla a los realistas, poniéndose a entera disposición del prócer.
La importante Batalla se libró en el llamado Campo de las Carreras. El Ejército godo comandado por el General Pío Tristán, consistía en un cuerpo de unos 3000 efectivos bien armados, mejor preparados y dotados de fuerte artillería, conformado en su gran mayoría por nativos peruanos. El Ejército patriota, por su parte, se componía de aproximadamente 1660 soldados y milicianos, mal pertrechados y con escasa experiencia militar. El día 24 tuvo lugar el esperado enfrentamiento; luego de la feroz batalla, no se sabía quién había resultado victorioso. El día 25 fue dedicado por ambos ejércitos a socorrer a los caídos, enterrar a los muertos y prepararse para el asalto definitivo que debía ocurrir el 26. Pero he aquí que, al despuntar el alba de ese día, el ejército godo se había replegado y huido por el viejo camino de Burruyacu, dejando el campo a merced de los patriotas. Los realistas tuvieron 450 bajas mortales y otros 690, entre oficiales y soldados, fueron tomados prisioneros. Los criollos solo tuvieron 80 muertos y unos 200 heridos.
Todo el pueblo tucumano, no enrolado en el ejército, estuvo la noche del 23 al 24, esperando la batalla en tensa vigilia, orando a la Virgen de la Merced para que ayudara a las tropas criollas ante lo que se presentaba como un desigual combate. La Virgen hizo lo suyo, tanto es así que Belgrano, días después de la batalla, la honró entregándole su bastón de mando y designándola Generala de su Ejército. El armamento arrebatado a los españoles en Tucumán fue un elemento fundamental para consolidar la independencia el 20 de febrero del año siguiente, 1813, en la batalla de Salta, último acontecimiento bélico ocurrido en territorio argentino.
Lo que celebramos hoy, por lo tanto, no es un mero festejo patriótico, es el más representativo del espíritu de nuestra gente y se conjugan en él circunstancias que definen nuestra nacionalidad. Es de esperar que el ejemplo de aquellos bravos patriotas perdure entre nosotros, y que sepamos con nuestras acciones, honrar la memoria de Manuel Belgrano, un verdadero "Padre de la Patria".