El presidente de YPF dijo que analizan bajar el precio de la nafta y el gasoil en octubre
“No importa si es mucho o poco el descuento, es un cambio de paradigma. Tenemos que tener un acuerdo lógico en el que cuando aumente el petróleo hay que subir el combustible y cuando caiga, tiene que bajar”, dijo Marín respecto a la búsqueda de que en el país se desarrolle más el mercado de exportación de crudo.
En cuanto al consumo de combustible en estaciones de servicio, el ejecutivo comentó que se observa un incremento de las ventas de YPF.
En la industria se mantiene preocupación por que en agosto las ventas de nafta y gasoil cayeron 9,2% interanual, mientras que acumularon nueve meses consecutivos de caídas con el agravante de que se observa una marcada aceleración en la velocidad del retroceso (en julio había sido 5,2%) según los datos oficiales relevados por la consultora Politikon Chaco. Además, respecto al mes previo las ventas mostraron también una baja (-3,4%).
Las sucesivas postergaciones del ICL tuvieron como objetivo contener los precios de la nafta y el gasoil para evitar un impacto no deseado en la inflación, ya que las petroleras -YPF, Shell, Axion y Puma- trasladan a los surtidores las actualizaciones del tributo. Según comentaron a Infobae desde un despacho oficial, los próximos incrementos se pondrán en marcha “intentando cuidar al consumidor”. El objetivo principal del gobierno es apuntalar la desaceleración de la inercia inflacionaria.
Según los precios registrados en el portal Surtidores, la nafta súper de YPF -líder absoluto del mercado local- en CABA cuesta $1.059 desde el primero de septiembre y la premium $1.309 por litro. El gasoil super vale $1.084, mientras que el diesel premium, $1.334 por litro.
En el caso de la nafta súper, se observa un aumento acumulado de 240% desde noviembre del año pasado, del 91% desde diciembre y del 51% en lo que va del año. En ese proceso jugaron tres factores: el traslado de la devaluación, la liberalización inicial de los precios para acercarse a los internacionales y la recomposición parcial del atraso que acumuló el ICL durante los últimos años.
El ministro de Economía, Luis Caputo, decidió luego frenar el ritmo de incrementos en la nafta y el gasoil a través de dos frentes, con el objetivo de evitar un impacto intolerable para los bolsillos. Primero instruyó a YPF a que mantenga sus incrementos promedio a nivel nacional en línea con el crawling peg del 2% mensual más algún punto adicional para recomponer su margen.
El otro punto tuvo que ver con el diferimiento en las actualizaciones del tributo que pagan los combustibles. el cual se encuentra indexado a la variación trimestral de la inflación que informa el Indec. Caputo difirió en mayo, junio, julio, agosto y septiembre los incrementos del ICL previstos en el Decreto 466/2024. Este mes correspondía aplicar sobre el tributo un incremento correspondiente a la variación del IPC correspondiente al último trimestre del 2023 y al de los dos primeros trimestres de 2024.
Una fuente del Gobierno detalló a este medio que el impuesto en la nafta debería llegar a los $320 y faltan $130 para alcanzar ese objetivo, lo que llevaría la súper a la zona de los $1.190 solo por el componente impositivo. En el caso del gasoil, el impacto impositivo debería llegar a $200, por lo que faltan aplicar $90 que llevarían el litro a los $1.400 en la Ciudad.
“Como la inflación es el objetivo a vencer, se va atrasando un poco la actualización”, había explicado una fuente oficial. Quedarán pendientes además los ajustes sobre el ICL que resulten de cómo termine la inflación del tercer y cuarto trimestre.
La intención de retomar los incrementos en el tributo a los combustibles prevista en el Presupuesto tiene que ver con una mirada oficial sobre un eventual éxito en el proceso de desinflación buscado. Eso permitiría, entienden en el gobierno, bajar o eliminar impuestos distorsivos - como el PAIS- y “normalizar” los más tradicionales, como es el caso del ICL.